Nuevo orden

Foto trabajo 1

Etiquetada como “la Parásitos mexicana” y definida por su autor como una “distopía muy cercana a la realidad”, llega a las pantallas españolas -paradójicamente en medio de las violentas protestas contra la encarcelación del rapero Pablo Hasél- esta dramática cinta, tan cruda como necesaria, que no dejará a nadie indiferente.

Michel Franco (Ciudad de México, 1979), el “enfant terrible” del cine mexicano, critica duramente la desigualdad social de su país natal, poblado por 55 millones de “pobres” -según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval)- y cerca de 120.000 personas ricas, que representan el 1% de la población más acaudalada, -concentran alrededor del 43% de la riqueza nacional-, de acuerdo con un estudio realizado por Oxfam México.

Frustrados por el trato que reciben, los mexicanos de clases más humildes se sublevan en la Ciudad de México, dando un severo golpe de estado (fácilmente asociable a las revueltas que hemos visto en estos últimos años) bloqueando calles y secuestrando a ricos jóvenes, como se practica desde años en México por desgracia.

Hay muchos detalles en la cinta, sutiles, pero con información, propio de los buenos directores de cine. Por ejemplo, al comienzo de la historia, recreado con una boda de “alto standing”, momentos antes del estallido, la madre de la novia intuye que algo pasa cuando ve que sale pintura verde del grifo, a pesar de que el golpe de estado es inesperado para todos.

Lo más interesante de la película es la relación que Franco establece entre los personajes, dejando ver que no todos son tan buenos ni tan malos solo por pertenecer a una clase social: podemos comprobar como Mariam, una de las protagonistas, deja su casa el día de su boda para ir a socorrer a una antigua sirvienta, necesitada de dinero para una operación, quien además recibirá el peor desenlace. Por el contrario, del mismo modo, vemos como alguno de los sirvientes de la casa, muy cercanos y bien tratados (aparentemente) por sus empleadores, se revelan cruelmente contra ellos en el momento del asalto.

En cuanto a la narrativa y desarrollo de la acción, Franco consigue mantener a espectador en vilo, de principio a fin, apoyándose por un gran equipo de actores, mayoritariamente autóctonos del gigante latinoamericano: Naián González Norvind (Crónica de castasChicago Med), Diego Boneta (Rock of Ages, Luis Miguel), Darío Yazbek Bernal (La casa de las flores) o Mónica Carmen Martínez Ruiz, actriz fetiche de Franco (Después de LucíaLas hijas de abril).

El final de la cinta es abierto y original, con un mensaje algo ambiguo narrativamente hablando, pero de clara lectura social, con una mirada bastante pesimista y realista del problema.

La película ha sido ganadora del Gran Premio del Jurado y del Premio Leoncino d’Oro (Jurado Joven) en el Festival de Venecia. El cineasta fue premiado tres veces en el Festival de Cannes por sus películas Después de LucíaChronic Las hijas de abril.